¿ Os habéis parado a pensar como sería amar con la cabeza y pensar con
el corazón ? ¿ Cuántas veces hemos oído la frase “ el corazón atiende a razones que
la razón no entiende ” ?
Científicamente, se ama y piensa solamente con la cabeza,
pero esos sentimientos son reflejados en el corazón. El amor está asociado con
los sentimientos, por ello, decimos que son cosas del corazón.
Aunque el
corazón es uno de los órganos más importantes de nuestro cuerpo y le atribuimos
muchos sentimientos, es un músculo que cuya función se basa en bombear la sangre
al cuerpo. Por lo que el corazón no puede sentir por sí solo.
Es el cerebro
quien controla nuestro cuerpo, entre ellos el corazón. Si sentimos emoción,
tristeza o algún otro sentimiento es el cerebro el que ordena al corazón bombear
más rápido, por lo que notamos que late más fuerte.
El amor científicamente expresado sería:
“proceso fisiológico en el
que el hipotálamo, al recibir el estímulo de feromonas, ordena la liberación de
adrenalina y noradrenalina en todo el sistema nervioso provocando
sobreexcitación cardíaca”.
¿Qué pasa por la mente cuando nos enamoramos?. Cuando encontramos a la
persona “adecuada”, nuestro estado de ánimo es diferente, general estamos más
motivados y en general somos más felices.
Todo este estado de bienestar, esta
inducido por el cerebro este “ordena” filtrar las emociones negativas, dejando
solamente las positivas, podríamos decir que el cerebro activa un filtro “color
de rosa” que hace que veamos las cosas diferentes, idolatramos a nuestra pareja
y en general todo lo que nos rodea, de ahí que se dice que cuando nos enamoramos
“perdemos el juicio”, el punto de vista racional desaparece. Entonces, es cuando
decimos que nos guiamos por el corazón.
Pero como en todos los casos, existe
lo contrario, el des enamoramiento, nuestra mente vuelve a filtrar las
experiencias negativas, e incluso en ocasiones exagerándolas más.
-”¿Y vosotros?, ¿amáis con el corazón o con la cabeza?”
*** Es el cerebro quien controla nuestro cuerpo, entre ellos el corazón. Si sentimos emoción, tristeza o algún otro sentimiento es el cerebro el que ordena al corazón bombear más rápido, por lo que notamos que late más fuerte. ***
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