Nos pasamos la vida buscando la felicidad. Cuando pregunto a las mujeres qué es lo que quieren para sus vidas, la gran mayoría responde que lo que desea es ser feliz.
Y, supuestamente, no hay nada que nos haga más felices que encontrar aquello que tanto hemos andado buscando, lograr aquello que tanto necesitamos, hacer realidad aquellos sueños tan largamente anhelados y acariciados. Pero eso parece ser sólo la teoría, porque la práctica me demuestra una y otra vez que la realidad suele ser otra: la realidad es que, a menudo, si hay alguien responsable de que no consigamos eso que tanto deseamos, si hay alguien que pone palos en las ruedas de nuestras aspiraciones personales, ésas somos nosotras mismas. Aprendemos desde pequeñas a practicar el innoble arte del autoboicot, y nos acabamos convirtiendo en nuestras peores enemigas.
¿Te has planteado alguna vez quién tiene la culpa de que no consigas todo eso que quieres para tu vida? Es probable que pienses que la culpa es de alguien o de algo, de la crisis o incluso de tu mala suerte. Quizá lo veas como un asunto absolutamente ajeno a tu voluntad, que te sientas como una víctima de las circunstancias. Pero antes de que te hundas en las aguas de la autocompasión, te voy a pedir que lo pienses de nuevo: ¿estás totalmente segura de que tú no puedes hacer nada más para alcanzar tus sueños? ¿Podrías jurar que nunca has dejado nada a medias, que nunca has renunciado a un proyecto importante para ti sólo porque te has encontrado con ciertas dificultades en el camino y has pensado que no valía la pena seguir luchando porque era imposible?
NO DIGAS QUE ES IMPOSIBLE. DI, SIMPLEMENTE, NO LO
HE HECHO TODAVÍA”, PROVERBIO JAPONÉS
Si te has encontrado en esa situación, debes saber que no estás sola. El ser humano emprende la senda que le ha de llevar a alcanzar su propia felicidad, pero en ese camino, y la mayoría de las veces sin darse apenas cuenta, se autoboicotea. Se tiende múltiples trampas mentales cuyo común denominador no es otro que la falta de confianza en sí mismo. A pesar de que eres perfectamente capaz de lograr todo lo que te propongas, el miedo te atenaza con fuerza cada vez que un nuevo reto aparece en tu horizonte. El miedo a no conseguirlo, y, aunque parezca una incoherencia, también el miedo a conseguirlo. Como ahora veremos, la clave está en tu autoestima.
¿Te has dicho alguna vez “yo no sirvo para esto”? Ése es el miedo a no conseguirlo, a no ser capaz, a no poder. Y ese simple pensamiento nos llena de vergüenza, porque tendemos a sobredimensionar nuestras debilidades y a castigarnos por ellas. Somos nosotras mismas las que nos calificamos como no aptas, y con esa adjudicación nos estamos predisponiendo ya de una determinada manera ante la vida y ante los demás, y también estamos allanando el camino para que nuestra profecía negativa se cumpla. Naturalmente, ante la perspectiva del temido fracaso, es fácil decantarse por no hacer nada: dejas que tu propio miedo te paralice, y eliges ser esa mujer que espera sentada a que lo que quiere para su vida le llegue como por casualidad. Y, cuando el azar no está de tu parte, te hundes en tu propia frustración y te enfadas contigo misma, con los demás y con el universo, si hace falta.
LA LIBERTAD REQUIERE MÁS RESPONSABILIDAD QUE LA ESCLAVITUD”, ALEJANDRA STAMATEAS
Pero no sólo nos paraliza el miedo a no conseguir lo que anhelamos. A veces nos paraliza justamente el miedo a conseguirlo. Este temor pasa mucho más desapercibido, y la creencia asociada no suele aparecer de manera consciente: “¿Quién soy yo para merecer esto?”. La mujer que no se da permiso para disfrutar de lo bueno que le pueda traer la vida se va a dedicar a rechazarlo de manera inconsciente, con cualquier excusa. Ni siquiera ella misma va a encontrar explicación a lo que le ocurre, lo cual le va a resultar sumamente desesperante. En este caso, lo más habitual es rendirse ante la supuesta evidencia y resignarse, aceptando que eso es lo que la vida tiene reservado para ti. Te acostumbras a tu dolor y no dedicas ni un minuto más a pensar que quizá tú podrías tener algo que decir en la construcción de tu propio futuro.
¿Y qué hacer ante cualquiera de estas situaciones? Lo primero, por supuesto, es que entiendas que tu mal karma no explica que las cosas nunca te salgan como tú quieres, y que aceptes que tú y tu actitud, definitivamente, debéis tener algo que ver en ello. Una vez que dejes de poner la responsabilidad de tu vida en manos del azar y pases a ponerla donde debe estar, es decir, en tus propias manos, podemos empezar a trabajar. He aquí los cinco pasos que te van a ayudar a dejar de ser tu peor enemiga:
- Escucha tus voces internas: esas voces que te dicen que no puedes o que no te lo mereces son parte de ti, te hablan de tus propios miedos, de lo que es importante para ti, y por más que las ignores no van a desaparecer. Se trata de escucharlas sin temerlas y, sobre todo, sin juzgarlas
- Acepta tus miedos: quizá creas que eres la única que está asustada ante los retos que le plantea la vida, pero lo cierto es que todo el mundo tiene miedo a los cambios. Aceptar tus miedos no implica alimentarlos, significa simplemente respetar su existencia. Y aceptarlos es, definitivamente, el primer paso para superarlos
- Cuestiona tus voces internas: cada vez que te digas a ti misma que no podrás hacer tal o cual cosa, plántale cara al miedo y recuérdate las cosas que creías que no podrías hacer y, sin embargo, hiciste. Tenemos más presentes los errores que los éxitos, pero es el momento de recordar lo que sí hemos sido capaces de hacer; y no se trata de vanidad, sólo se trata de reconocer que sí somos capaces de lograrlo cuando realmente nos lo proponemos y perseveramos
- Sigue adelante a pesar del miedo: si te decides a hacerlo, y finalmente no sale como tú esperabas, sólo estás ante una adversidad, no ante un drama. Y date cuenta de que no te estás jugando la vida con cualquier decisión: la frustración es incómoda, pero no mortal
- Persevera: cuando el autoboicot es una rutina que llevas practicando toda tu vida, es obvio que no te vas a deshacer de él en dos días. Ser consciente de tus pensamientos y cambiar los negativos por otros que te amplíen posibilidades debe convertirse en tu nuevo hábito, y adquirir un nuevo hábito requiere tiempo, paciencia y mucha perseverancia
Así pues, la confianza en ti misma es un ingrediente básico para tu vida. Necesitas certeza, pasión y seguridad para concretar todo aquello que te
propongas lograr en la vida y para ser quien decidas ser. Cuando te hablas con firmeza y convicción, tu mente, tu cuerpo, tus emociones y todo a tu alrededor se transforma y se conjura a tu favor. La seguridad que deposites en ti misma te permitirá aprender con calma de tus errores, mantener la ilusión por tus sueños y no parar hasta alcanzarlos.
Y tú, ¿tienes la sensación de que nunca te sale nada bien? ¿Te frustra sentir que tus sueños no están a tu alcance? ¿Eres consciente de que la construcción de tu futuro está en gran parte en tus manos?
Un abrazo bien fuerte,
Maika