La Lucha de Zafiro

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Soy una mujer en plenitud madre de 3 hijas adultas, 2 nietecitas y un nietecito; tranquila, gozando de todo lo que la vida me da, que todavía es mucho.....

viernes, 22 de julio de 2016

""" El Sentido de la Vida """


















El tratar de encontrarle sentido a la vida es algo sumamente difícil, una tarea que le corresponde a cada quien, una lucha interna que puede durar toda una existencia. Incluso habrá el que nunca lo logre, o al que nunca le interese hallarlo. Pero muchos ilustrísimos personajes nos han dejado sus reflexiones y nos han mostrado las pautas que según ellos deberíamos seguir en caso de aspirar a obtener dicho conocimiento. Sin embargo, esto es una labor personal, íntima, en ocasiones dolorosa, pero al fin y al cabo, una acción excepcional.
Cuando me preguntan si he encontrado el sentido de mi vida, les tendría que responder que no, que aún no lo he hecho, y ni siquiera sé si algún día lo llegue a lograr.
He buscado algunos sinónimos para la palabra sentido y he encontrado los siguientes: "entendimiento, juicio, conocimiento, razonamiento, significado, interpretación, finalidad, objeto, dirección...".
Lo más usual sería que al intentar hallar un sentido en nuestras vidas, iniciemos primeramente un proceso que involucra a la razón, y de esta manera analizamos nuestra situación principalmente desde una perspectiva cerebral. Vamos, estamos educados para ello, y por lo tanto estamos acostumbrados a hacerlo de esta forma. Al enfrentarnos ante algo que no entendemos, solemos buscar una explicación lógica. Yo lo he intentado en innumerables ocasiones y aún lo continúo haciendo en noches lluviosas como éstas, pero casi siempre termino haciéndome más bolas y entendiendo cada vez menos. Los resultados que obtengo de esta manera a menudo me dejan insatisfecho y con un gran vacío en el fondo del pecho.
Quizás ésta sea la razón por la cual me he inclinado hacia mi lado espiritual, como muchos millones de personas en el mundo, para intentar darle respuestas a aquello que ignoro. Aunque he descubierto, que por sí sola, la espiritualidad tampoco me ha ayudado a alcanzar un pleno entendimiento del sentido de mi vida.
Aquí lo curioso me parece un detalle del cual apenas he caído en cuenta. ¿Se fijan que tanto en español como en inglés la palabra sentido también hace referencia a las sensaciones o "senses", lo cual nos remite a sentimientos o "feelings"? Otra definición que nos da el diccionario es la siguiente: "que incluye sentimiento; facultad mediante la cual perciben el hombre y los animales la impresión de los objetos exteriores a través de ciertos órganos".
Deduzco, pues, que también podemos utilizar nuestro cuerpo para intentar alcanzar el significado de nuestras vidas, y nuestro corazón para condimentar sentimentalmente dicha interpretación. No sé si me explique, pero últimamente más que tratar de quebrarme la cabeza para encontrarle un sentido a mi vida, he pretendido encontrarme la vida con los sentidos.
Porque la vida puede ser tan agria como un limón, o tan dulce como la miel; tan oscura como la cueva de un oso, o tan brillante y hermosa como un diamante; tan melodiosa como una sinfonía orquestada por jilgueros, o tan estruendosa como una céntrica avenida; tan aromática como la hierba en las mañanas, o tan hedionda como el azufre; tan suave como la piel de un bebé, o tan áspera como una lija.
Me dirán que exagero y que cosas como éstas quedan sobreentendidas, pero esto es precisamente lo que quiero evitar: el sobreentender; el dar por hecho las cosas, el dar por entendido el mundo, el caer en la costumbre, en el aburrimiento, el morir en vida. Quiero despertar cada mañana y volver a descubrir el sabor que tiene el jugo de manzana. Una y otra vez, y nunca darlo por hecho; encontrar cada día algún detalle en su sabor que se me haya escapado, y empaparme de él. En pocas palabras, quiero vivir y darme cuenta de que estoy vivo, para entonces intentar explicarme el sentido de mi vida.
Y es que a fin de cuentas, las cosas carecen de sentido, como diría Henry Miller. Somos nosotros los que les brindamos un significado, y de esta manera les otorgamos un lugar en nuestra existencia. El amor y el odio, lo blanco y lo negro, la derecha y la izquierda, la noche y el día, el hombre y la mujer, los iguales y los distintos, los sentidos y los sin sentidos.
Pero para alcanzar una comprensión total del sentido de nuestras vidas, es preciso el equilibrio. Gracias a esta atinada aseveración deducimos que el significado de nuestras existencias debe alcanzarse utilizando equilibradamente la mente, el alma, el cuerpo y el corazón. Cosa en extremo difícil, para no llamarla utópica o idealista. Acción que requiere de una disciplina extrema, y de muchos años de experiencia en esta ocupación denominada vivir. Es así que afirmo que quizás nunca llegue a cruzar esa meta.
Ha habido tipos excelentes como Fromm o Jesucristo, quienes han dicho que el amor debe ser la razón misma de nuestra existencia, y de que debe estar por encima de todas las cosas: "Ámense los unos a los otros...". "El amor es la única forma de alcanzar el conocimiento total...". Aquí parafraseo al buen Erich: "El acto de amar trasciende los pensamientos, las palabras. Nos llega a explicar lo que realmente es la vida, cómo es la vida. Satisface nuestro deseo de saber cómo son las cosas. Te conozco, me conozco a mí mismo, conozco a todos, y en el acto de fusión me descubro, nos descubro a ambos, descubro al hombre." Cuando esta acción es ejercida, y es correspondida, la volcamos hacia nuestro interior, resultando en algo que llega a ser delicioso y sin comparación. Nos iluminamos, en pocas palabras.
Sin embargo, también han existido hombres cuyo sentido de la vida se ha centrado en el odio, la ambición, el egoísmo, etc. O aquellos que dedican la mitad de su vida a hacer desgraciada a la otra mitad. Por eso, como explicaba el maestro Confucio: "Aprende a vivir bien, y sabrás morir bien."
Ahora que si me preguntan si conozco la dirección hacia la cual he encauzado mi vida, les respondería como alguna vez lo hizo un ex presidente mexicano: irremediablemente deseo que sea hacia arriba y hacia adelante. Si me cuestionaran en cuanto al significado que he logrado obtener de mi existencia, les replicaría que aún no he logrado extraer nada rescatable de los profundos pozos de mi ser. Continúo como un papalote ondeando en el viento. Pero creo poseer algunas herramientas que me ayudarán en mi empeño (las cuales seguramente no serán ni las más atinadas ni las más apropiadas).
En primera, emplearé una palabra: dar. Y volveré a citar a Fromm:
"No es rico el que tiene mucho, sino el que da mucho. Sin embargo, la esfera más importante del dar no es la de las cosas materiales, sino el dominio de lo específicamente humano. ¿Qué le da una persona a otra? Da de sí misma, de lo más precioso que tiene, de su propia vida. Ello no significa que sacrifica su vida por la otra, sino que da lo que está vivo en él: da de su alegría, de su interés, de su comprensión, de su conocimiento, de su humor, de su tristeza...".
En segunda, utilizaré otras dos palabras de las cuales soy muy afecto: creer y querer.
Creo en el amor, quiero amar y ser amado; creo en la amistad, quiero tener amigos y ser amigo de mis amigos; creo en los sueños y quiero que se vuelvan realidad; creo en Dios y quiero tener fe en él; creo en la vida y quiero vivir; creo en la vejez y quiero levantarme viejo, sentirme tranquilo y satisfecho de mí mismo; creo en el mundo y quiero su conservación; creo en la gente y quiero creerle; creo en la inocencia y quiero creer cuando me dicen que la luna está hecha de queso; creo en la verdad y quiero alcanzarla; creo en la felicidad y quiero ser feliz; creo en el querer y quiero creer...
Réplica y comentarios al autor: marco@tiemposdereflexion.com



















miércoles, 20 de julio de 2016

Buena noche.........




Buena tarde - noche  para Todos... que descansen.





lunes, 18 de julio de 2016

""" Perdonar es...sanar nuestras heridas """





A todos nosotros la vida nos ha provocado heridas por pérdidas: vivir es un riesgo y en ocasiones los demás o nosotros mismos actuamos de tal modo que acabamos por lastimarnos.

La única medicina que existe para curar nuestras heridas se llama "Perdón", pero no la venden en la farmacia. Para perdonar debemos decidir perdonar. Es un proceso, es una decisión, es una determinación que liberará nuestra energía.

Todos tenemos heridas: unas leves, otras más grandes, y a veces, unas que parecen incurables. Las heridas dejan cicatrices, para recordarnos cómo fue que nos lastimamos. Perdonar no es olvidar. Es bueno no olvidar cómo fue que nos hicimos daño, para no cometer de nuevo el mismo error.

Es distinto tener la cicatriz a estar rascando la herida hasta que se infecte. ¿Cuándo es el momento de desapegarse del dolor? Es una pregunta casi sin respuesta. A cada quién le llega su momento de decidir seguir adelante sin el peso del dolor. No hay un tiempo convencional, depende de muchos factores: cuál es la pérdida, quién lo provocó, si fue mi responsabilidad o no, cómo era mi relación con el otro…


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Se ha escrito mucho sobre las etapas del duelo. Podemos suponer que las personas tenemos ciclos muy parecidos para enfrentar el dolor. Primero lo negamos y queremos pensar que la pérdida no ha sucedido, pero la realidad se impone y la ausencia del otro nos confirma día a día que es cierto que ya no está.

Después solemos enojarnos: con quién nos lastimó, con quién se murió, con la enfermedad, o con nosotros mismos. Es mejor estar enojados que negar. La energía del enojo nos habla de vida. Pero no debemos quedarnos enojados demasiado tiempo. Hay quiénes se quedan estancados en alguna etapa y sus vidas dejan de funcionar.

A veces, entra la etapa de negociación: hacemos propuestas, fantaseamos, creemos que es posible regresar el tiempo. El daño ya está hecho. Lo que dije, lo que no dije, lo que hice y lo que no hice ya está. No hay “sí sólo hubiera…”, por favor, intenta no te quedarte en esa etapa de estar dándole vueltas y vueltas en la cabeza a lo que hubieras hecho diferente. Todo está ordenado. 



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Después de la etapa de negociación suele venir la de tristeza: depresión, nostalgia, apatía, melancolía, dolor y más dolor. A veces es una especie de homenaje al que se fue: para que sepas cuánto te quiero voy a estar triste el resto de mi vida. A veces es apego: me dejo el marido y no puedo pensar en otra cosa porque todo en mí dependía de ti. Perdí un trabajo y no puedo más que lamentarme por ya no estar en esa compañía maravillosa…


Es una decisión dejar de lamentarse. Es una decisión volver la mirada a lo que si tengo, a lo que sí permanece, a lo nuevo: a las posibilidades que se abren.

Hay que saber decir adiós. Perdonar para liberar toda la energía que se queda en el otro: sea la vida, una empresa o una persona. Recordemos que el perdón es un proceso, pero sobre todo una decisión. En esta etapa el enojo se ha vuelto sobre uno mismo. Estamos enojados con nosotros por haber permitido que nos lastimaran o por haber lastimado al otro.

Algunos de los obstáculos que nos hacen permanecer en ese estado depresivo, y no perdonar, son:
1. Conseguir la compasión de los otros
2. Sentirme tranquilo porque la culpa fue del otro y yo soy muy bueno
3. Señalar lo malo del otro me hace sentir superior
4. Yo no me tengo que esforzar más en la vida

Es fundamental entender que sólo cuando perdone, sanaré mi herida.


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Sólo cuando perdone pasaré a la última etapa: la aceptación, que significa integrar el acontecimiento a mi vida, cómo parte de mi historia. Significa aprender la lección. Significa encontrar el sentido, o por lo menos creer que lo que sucedió tiene sentido. Significa decidirse a vivir de nuevo. Recordar que tenemos cerca personas que nos aman y que no tenemos el derecho a preocuparlas o agobiarlas con nuestro dolor, claro, después de un determinado tiempo.



Sí, la vida es difícil. Sí, a veces vivimos situaciones extremadamente dolorosas. Sí, a veces sufrimos pérdidas irreparables, por causa de la naturaleza, por nuestra causa o por causa de otros.

La opción de quedarnos enojados, deprimidos o estancados no es la mejor. La mejor es decidir recuperar los pedazos, aprender de la situación, volver a amar, volver a creer, volver a sonreír; perdonarnos y perdonar.

¡Vale la pena! 



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sábado, 16 de julio de 2016

Utopías y Realidades Universales: Un viaje a tu interior

Es muy interesante...el hacernos pensar para estar dentro nuestro ...solo debemos querernos amarnos y anhelar con toda nuestra fuerza conocernos un poco más.Utopías y Realidades Universales: Un viaje a tu interior: Toma un viaje a tu interior. Una cita contigo mismo… Deja un momento esta semana solo para ti, puede ser 10 o 15 minutos pero que sea un mom...

viernes, 1 de julio de 2016

""" Sobreviví """






Créame que en ocasiones, hay desaires que realmente se agradecen, abandonos que nos regresan con nosotros mismos, realidades que se vuelven tan evidentes que no podemos seguir negando las.

Entonces con el "no" en la mano, todo comienza de nuevo porque la mano se negará a seguir cargando una flor sin pétalos y acaba por soltarla, para tomar un nuevo rumbo, nuevos caminos y nuevas posibilidades.

Esos adioses que tanto temíamos y que sabíamos inevitables, nos liberan el camino, nos regresan a la vida y nos hacen decir: "sobreviví"! pero esta vez, haremos que valga la pena, cambiemos el rumbo, esta vez, conducimos nosotros, más fuertes y hacia lo que nos hace felices



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