Vivir en armonía y en sana convivencia con los demás, es un bálsamo para el espíritu…









Por Bertha Eugenia Sotres Mora.


Al salir de casa para dirigirnos al trabajo y abordar el automóvil, es frecuente observar personas agobiadas y con el ceño fruncido… Parece que cargan con un cansancio anticipado… Apenas están iniciando el día y ¡caray! les falta ánimo para sonreír, para sobrevivir y hasta para vivir.

Es mejor iniciar el día con buen ánimo, con un afable “buenos días” y con una actitud que genere armonía en nuestra convivencia cotidiana.


No me interesa si tuviste pesadillas, si se apagó el boiler al momento de bañarte y te duchaste con agua fría. Quiero saber si eres capaz de reírte de ti mismo y de la mala jugada de tu sueño. Si puedes reír a carcajadas para empezar bien la jornada del día.


No me interesa si hiciste una gran fila de autos e interpones el tuyo con coraje, evitando que cualquiera interfiera tu paso. Quiero saber si eres capaz de respetar el espacio de los otros y reconocer que la amabilidad y las prácticas cívicas, aportan una sociedad de mayor entendimiento.


No me interesa si te tropezaste y sobre ti cayeron dos transeúntes y se hizo una carambola en la calle. Quiero saber si eres capaz de olvidarte de ti mismo un momento, para ayudar a otros a levantarse y ofrecer apoyo a los demás.


No me interesa si te picó una abeja y desató tu furia hasta proferir injurias y a agredir a los demás. Quiero saber si eres capaz de controlar tu ira y tu coraje ante las vicisitudes cotidianas y comprender que los demás, no tienen porque sufrir por todo lo adverso que te pasa.


No me interesa si para calmar tu soledad, has adoptado a una mascota que difícilmente sabes atender. Quiero saber si eres capaz de sacarla a pasear, recoger sus heces y con estas acciones crear un ambiente más saludable para todos.


No me interesa si al finalizar el día, estás cansado y ya no quieres saber nada de los demás. Quiero saber si eres capaz de darte tiempo para ejercitar tu cuerpo, mejorar tú ánimo y conseguir un sueño reparador y de paz.


Cada día haz un nuevo esfuerzo que te lleve a generar un ambiente que te haga sentir bien a ti y a los demás. 



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