Permanecí unida en matrimonio durante 39 años por las 2 leyes, durante los cuales procreamos a nuestras tres hijitas. Durante ese largo tiempo, gracias a Dios y con muchos altibajos como en todos los hogares crecieron mis niñas, espectadoras constantes de todas nuestras desavenencias ( lo cual me apena muchísimo ), así pasaron su infancia,, adolescencia y juventud. Las tres han sido buenas, estudiosas, muy responsables, hasta que lograron una carrera con mucho sacrificio de su parte.
Así, la primera que se casó fue la mayor y tuve mi primera nietecita, La segunda que se casó fue la pequeña, quien también me hizo abuela por segunda ocasión llenándome de alegría ambas, ya que para mí ha sido un verdadero obsequio de la vida.
Mi segunda hija toda su vida ha estudiado y trabajado, ha ayudado al Hogar desde siempre ( ha sido mi eterno apoyo en todos los sentidos ) así con mucha dedicación y esfuerzo ha logrado sobresalir en muchas cosas y en su vida. Yo, seguí viviendo en el hogar matrimonial con mi hija la de en medio y su papá hasta que él y yo nos cansamos y decidimos divorciarnos, se nos vinieron encima las miles de cosas en las que nunca estuvimos de acuerdo, nunca nos entendimos correctamente.
Hace 7 años nos divorciamos, así como nos casamos " de común acuerdo " así que no hubo ningún problema al respecto., desde entonces me vine a vivir a la casa que compró mi hija, ( la de en medio ) en la cual he disfrutado al máximo, me ha dado la libertad que ya no reconocía, he sido muy feliz con una vida tranquila sin ataduras y con mucha seguridad.
Sinceramente el papá de mis hijas, era una persona, intransigente, intolerante y grosera y digo FUE, porque desde hace 4 años nos volvió a buscar, nos pidió perdón por todo lo que pasamos y nos dijo deseaba seguir frecuentándonos. Así lo hicimos, se cambió cerca de la casa de mi hija, la que desde hace 3 años se fue a trabajar a otro país y me dejó en su casa.
Vivo sola, periódicamente recibo con todo el amor del que soy capaz la visita de mis dos hijitas con sus familias y realmente paso momentos muy contenta, tranquila y agradeciendo a Dios por darme tanto.
Lo INCREÍBLE en este relato, es el poder del cambio que ha tenido el papá de mis 3 hijas, es un hombre, tranquilo, comprensivo, tolerante, educado, sé muy bien que se debe a la distancia que existe entre los 2, viviendo separados y cada quien en nuestro espacio. Tengo que reconocer que existimos personas que nunca podremos convivir en pareja "qué pena" Ahora él me acompaña diariamente, comemos, conversamos (como nunca en 39 años pudimos hacerlo), en ratos hasta creo es mi amigo.
Tengo y siento la necesidad de decir que " si hubiera sabido y me hubiera atrevido" a divorciarme a tiempo, en primera mis hijitas hubieran sufrido menos y hubieran tenido una calidad de vida muy merecida, pero como no existen los "hubiera" ni modo.
Gracias Dios mío por este tiempo (cerca de mi final ) tan inmerecido y gracias inmensas y constantes a mi hija la de en medio, como el dedo medio corazón de nuestras manos, por la tranquilidad, seguridad, amor y respeto que me ha proporcionado y la cercanía que aunque esté lejos me proporciona ( se ha ganado desde chica mi amor y respeto, por ser la persona y mujer que es )Siempre ha visto con amor a toda la familia, eso con nada se lo puedo pagar, solo tengo mi amor y mis bendiciones para ella.
Para mis tres hijitas, mi amor eterno y deseos infinitos para que sean felices, pero sobre todo
PERDÓN
Estoy tan cansada (a veces) de aparentar siempre tanta fortaleza, que en el fondo los sentimientos me doblegan y creo que ya no voy a resistir.
Gracias Dios Todopoderoso
Martha De la Vega
Mil perdones mis amadas hijitas, por no haberme atrevido disolver a tiempo, lo que tanto las dañó.
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