Cuando estamos resentidos por algo, cada persona responde de una
manera diferente, pero casi todos coinciden en negar que estén enojados o en no
querer expresar la razón de su coraje.
Podemos dar la apariencia de que
estamos tranquilos o que nos sentimos indiferentes en relación a lo que sucedió
o a la persona que nos lastimó.
También podemos mostrarnos contentos y
muy seguros de nosotros mismos.
Estas actitudes están basadas, en el deseo de
demostrar que la persona o personas involucradas, no tienen ningún poder o
influencia sobre nosotros.
O podemos estar constantemente de mal humor e
irritarnos con mucha facilidad, no sólo con la gente que nos hizo enojar, sino
con cualquier persona o situación, que pueden no tener ninguna relación con lo
sucedido.
Cualquier persona o situación puede recordarnos lo que sucedió
y volvemos a sentir el enojo y/o dolor, una y otra vez.
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