Es increíble como en cuestión de segundos puede cambiar la vida de una
persona. Levantarse un día normal para cumplir con las actividades planeadas, de
repente algo sucede: un accidente, una enfermedad, la pérdida de un hijo o del
esposo, una devastadora crisis económica, o alguna otra desgracia como el abuso
sexual, por mencionar algunos casos.
El hecho es que aún cuando somos creyentes en Dios, por injusto que en su
momento nos parezca, ya sea uno mismo, o algún ser cercano le ha tocado
experimentar la tragedia que cambia la vida. Es ahí cuando se tienen dos
opciones, la primera es que, pese a lo doloroso e inexplicable de lo sucedido
podemos seguir creyendo en la bondad de Dios y confiar que cuando el Señor
regrese podemos preguntarle todas nuestras dudas; o la segunda opción es alargar
la agonía del duelo con amargura, dolor y enojo por el sufrimiento que nos
ocasiona.
Tú decides, pero si eres de convicción y elegiste la primera entonces
reflexiona lo siguiente:
1) El hubiera
Ante experiencias tan dolorosas es común que lleguen pensamientos de ¿Por
qué?, en la desesperación y acongojamiento se busca razonar lo sucedido,
buscándole explicación, y luego alternativas de cómo se pudo evitar, el tan
tortuoso “hubiera”. Si hubiera tomado otra ruta, si no me hubiera ido a vivir a
otra parte, si no me hubiera metido en ese negocio, etc.
Como sabes el hubiera no soluciona nada, sólo alimenta el sentimiento de
culpa de algo que ya pasó. Si bien, algunas cosas suceden por causas ajenas al
individuo, otras por imprudencias de otros o de uno mismo. La realidad es que ya
no se puede hacer nada, y la vida sigue adelante en un estado de relativa
imperfección.
Recuerda el cielo no está aquí, está allá donde Dios nos promete encontrar lo
que anhelamos. Mientras estemos aquí en un mundo imperfecto, no todo el tiempo
saldremos bien librados de las dificultades, las cuales, al final son permitidas
por Dios, ¿Cuál es la razón? No lo sabemos, pero sí podemos estar seguras de que
El tiene el cuadro completo y ve más allá de lo que nosotros no, además de que
le tenemos fe no porque El hace o no lo que queremos, sino porque confiamos en
su preeminencia en nuestras vidas.
2) Dios está de tu lado
Mucha gente piensa que cuando sucede algo trágico en su vida es porque está
pagando algo que debe, pero eso es una cruel mentira, de ser así todos
estaríamos esperando castigos de ese índole, al cabo que cada individuo está
lleno de defectos y le falla a Dios constantemente. Pero no, incluso partiendo
de que estamos llenos de imperfecciones, pareciera que la vida es injusta,
porque algunos los trata bien y a otros les va pésimo con situaciones tan
trágicas, ejemplo como niños enfermos que mueren, ¿Cómo es posible? La respuesta
de los teólogos es que la enfermedad y la muerte entraron al mundo como
resultado del pecado y que todos estamos bajo sentencia de muerte, esta llega
más temprano para unas personas que otras.
Aunque esta explicación no te aleja del dolor, puedes estar segura de que
Dios está de tu lado, simplemente te dice “confía en mi”. Jesucristo mismo pagó
injustamente las consecuencias del pecado del mundo. Previó a su sacrificio,
experimentó una gran angustia al pensar lo que le esperaba, incluso oró al Padre
que apartará de él esa copa, pero al final dijo: “no se haga mi voluntad, sino
la tuya” Lucas 22:42.
Así pese a su angustia, cumplió su misión de morir por ti y por mí en la
cruz. Darnos la esperanza de tener vida eterna. Que mejor ejemplo de la actitud
de Jesús, así que pase lo que pase nunca dejes de poner tus angustias y
necesidades en las manos de Dios, a veces responderá como esperas, otras no, aún
así piensa que el tiene mejor plan para ti.
Por último, oro para cuando tengas que enfrentar una crisis, del índole que
sea, Dios te dé la fortaleza para seguir, pero lo más importante es que siempre
elijas aferrarte a Dios.
Es increíble como en cuestión de segundos puede cambiar la vida de una
persona. Levantarse un día normal para cumplir con las actividades planeadas, de
repente algo sucede: un accidente, una enfermedad, la pérdida de un hijo o del
esposo, una devastadora crisis económica, o alguna otra desgracia como el abuso
sexual, por mencionar algunos casos.
El hecho es que aún cuando somos creyentes en Dios, por injusto que en su
momento nos parezca, ya sea uno mismo, o algún ser cercano le ha tocado
experimentar la tragedia que cambia la vida. Es ahí cuando se tienen dos
opciones, la primera es que, pese a lo doloroso e inexplicable de lo sucedido
podemos seguir creyendo en la bondad de Dios y confiar que cuando el Señor
regrese podemos preguntarle todas nuestras dudas; o la segunda opción es alargar
la agonía del duelo con amargura, dolor y enojo por el sufrimiento que nos
ocasiona.
Tú decides, pero si eres de convicción y elegiste la primera entonces
reflexiona lo siguiente:
1) El hubiera
Ante experiencias tan dolorosas es común que lleguen pensamientos de ¿Por
qué?, en la desesperación y acongojamiento se busca razonar lo sucedido,
buscándole explicación, y luego alternativas de cómo se pudo evitar, el tan
tortuoso “hubiera”. Si hubiera tomado otra ruta, si no me hubiera ido a vivir a
otra parte, si no me hubiera metido en ese negocio, etc.
Como sabes el hubiera no soluciona nada, sólo alimenta el sentimiento de
culpa de algo que ya pasó. Si bien, algunas cosas suceden por causas ajenas al
individuo, otras por imprudencias de otros o de uno mismo. La realidad es que ya
no se puede hacer nada, y la vida sigue adelante en un estado de relativa
imperfección.
Recuerda el cielo no está aquí, está allá donde Dios nos promete encontrar lo
que anhelamos. Mientras estemos aquí en un mundo imperfecto, no todo el tiempo
saldremos bien librados de las dificultades, las cuales, al final son permitidas
por Dios, ¿Cuál es la razón? No lo sabemos, pero sí podemos estar seguras de que
El tiene el cuadro completo y ve más allá de lo que nosotros no, además de que
le tenemos fe no porque El hace o no lo que queremos, sino porque confiamos en
su preeminencia en nuestras vidas.
2) Dios está de tu lado
Mucha gente piensa que cuando sucede algo trágico en su vida es porque está
pagando algo que debe, pero eso es una cruel mentira, de ser así todos
estaríamos esperando castigos de ese índole, al cabo que cada individuo está
lleno de defectos y le falla a Dios constantemente. Pero no, incluso partiendo
de que estamos llenos de imperfecciones, pareciera que la vida es injusta,
porque algunos los trata bien y a otros les va pésimo con situaciones tan
trágicas, ejemplo como niños enfermos que mueren, ¿Cómo es posible? La respuesta
de los teólogos es que la enfermedad y la muerte entraron al mundo como
resultado del pecado y que todos estamos bajo sentencia de muerte, esta llega
más temprano para unas personas que otras.
Aunque esta explicación no te aleja del dolor, puedes estar segura de que
Dios está de tu lado, simplemente te dice “confía en mi”. Jesucristo mismo pagó
injustamente las consecuencias del pecado del mundo. Previó a su sacrificio,
experimentó una gran angustia al pensar lo que le esperaba, incluso oró al Padre
que apartará de él esa copa, pero al final dijo: “no se haga mi voluntad, sino
la tuya” Lucas 22:42.
Así pese a su angustia, cumplió su misión de morir por ti y por mí en la
cruz. Darnos la esperanza de tener vida eterna. Que mejor ejemplo de la actitud
de Jesús, así que pase lo que pase nunca dejes de poner tus angustias y
necesidades en las manos de Dios, a veces responderá como esperas, otras no, aún
así piensa que el tiene mejor plan para ti.
Por último, oro para cuando tengas que enfrentar una crisis, del índole que
sea, Dios te dé la fortaleza para seguir, pero lo más importante es que siempre
elijas aferrarte a Dios.
*** Por último, oro para cuando tengas que enfrentar una crisis, de la índole que sea, Dios te dé la fortaleza para seguir, pero lo más importante es que siempre elijas aferrarte a Dios.
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