""" Con tal de NO estar Solos """
Con tal de no estar solos andamos con locos, idiotas o borrachos; con mujeres vacías o de moral dudosa.
Mentimos a los padres, juramos en vano, entregamos la piel y comprometemos nuestros sueños. Cruzamos la calle a ciegas con el primero que nos da la mano.
Con tal de no estar solos montamos una gran farsa a la que llamamos AMOR (así, con mayúsculas)
Sacando conejos muertos de una chistera, barajando con trampas nuestras cartas y haciendo trucos malos con espejos, para no darnos de bruces con la realidad y alejar de nosotros el miedo a estar solos.
Porque, con tal de no estarlo, o de no parecer que lo estamos, pasamos hambre despilfarramos dinero, oímos sin escuchar, abrazamos sin abarcar, y nos convertimos en autómatas desesperados, olvidando lo hermoso que es sentarse a esperar a que las cosas, sencillamente, sucedan.
El olor a jazmín de las noches de verano y el hallazgo inesperado de lo auténtico, que nos ha de encontrar desprevenidos, despojados de artificios, sin adornos, desarmados y tranquilos.
Liberados de todo lo que pesa y esclavos de lo vaporoso, lo ingrávido…
Dejarse llevar…
Pero con tal de no estar solos, ni siquiera un momento, seguimos buscando y seguimos fingiendo.
Maquillamos lo que se ve, y lo que no también, por temor a que descubran nuestros defectos y la fragilidad que se esconde tras ellos.
Nos apremia el desamparo, la angustia y la prisa…de modo que nos devora la noche y nos sorprende el día casi siempre en el lugar inadecuado, donde un incómodo silencio (y un dolor en el pecho) nos reprochan una y otra vez todas esas tonterías que hacemos, unos y otros,
Ahora y siempre, con tal de no estar solos.
Ana Elena Peña – “Sangre en las rodillas”
*** Nos apremia el desamparo, la angustia y la prisa…de modo que nos devora la noche y nos sorprende el día casi siempre en el lugar inadecuado, donde un incómodo silencio (y un dolor en el pecho) nos reprochan una y otra vez todas esas tonterías que hacemos, unos y otros, ***
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