La Lucha de Zafiro

Mi foto
Soy una mujer en plenitud madre de 3 hijas adultas, 2 nietecitas y un nietecito; tranquila, gozando de todo lo que la vida me da, que todavía es mucho.....

martes, 9 de junio de 2015

""" Con tal de NO estar Solos """



Con tal de no estar solos  andamos con locos, idiotas o borrachos; con mujeres vacías o de moral dudosa.


Mentimos a los padres, juramos en vano, entregamos la piel y comprometemos nuestros sueños. Cruzamos la calle a ciegas con el primero que nos da la mano.


Con tal de no estar solos montamos una gran farsa a la que llamamos AMOR (así, con mayúsculas)


Sacando conejos muertos de una chistera, barajando con trampas nuestras cartas y haciendo trucos malos con espejos, para no darnos de bruces con la realidad y alejar de nosotros el miedo a estar solos.


Porque, con tal de no estarlo, o de no parecer que lo estamos, pasamos hambre despilfarramos dinero, oímos sin escuchar, abrazamos sin abarcar, y nos convertimos en autómatas desesperados, olvidando lo hermoso que es sentarse a esperar a que las cosas, sencillamente, sucedan.


El olor a jazmín de las noches de verano y el hallazgo inesperado de lo auténtico, que nos ha de encontrar desprevenidos, despojados de artificios, sin adornos, desarmados y tranquilos.


Liberados de todo lo que pesa y esclavos de lo vaporoso, lo ingrávido…


Dejarse llevar…


Pero con tal de no estar solos, ni siquiera un momento, seguimos buscando y seguimos fingiendo.


Maquillamos lo que se ve, y lo que no también, por temor a que descubran nuestros defectos y la fragilidad que se esconde tras ellos.


Nos apremia el desamparo, la angustia y la prisa…de modo que nos devora la noche y nos sorprende el día casi siempre en el lugar inadecuado, donde un incómodo silencio (y un dolor en el pecho) nos reprochan una y otra vez todas esas tonterías que hacemos, unos y otros,


Ahora y siempre, con tal de no estar solos.




Ana Elena Peña – “Sangre en las rodillas”



1 comentario:

  1. *** Nos apremia el desamparo, la angustia y la prisa…de modo que nos devora la noche y nos sorprende el día casi siempre en el lugar inadecuado, donde un incómodo silencio (y un dolor en el pecho) nos reprochan una y otra vez todas esas tonterías que hacemos, unos y otros, ***

    ResponderEliminar