Intento encender cada día esa pequeña hoguera que ilumine mi corazón con felicidad.
Pero es en la noche sin luna donde mis lágrimas mojan la leña y cada vez me cuesta más.
Es el calor de ese fuego, que ni los sueños permiten olvidar.
Es en la noche oscura donde mis ojos se ahogan, buscando esa luna, hasta que amanece, y de nuevo quiero encender esa hoguera, cuyo fuego ilumine mi vida, mi sonrisa al caminar.
Pero cada día están más húmedos esos pedazos de rama, que mis lagrimas mojaron, que se
dejaron cortar.
Y cada día me cuesta más.
Entonces es cuando pienso, si es que la vida es un juego donde se puede perder y ganar, tanto si estoy despierto como si vuelvo a soñar.
Donde se encuentra el sueño, donde la realidad.
Solo sé que al abrir los ojos al amanecer que cada vez me cuesta más.
Félix Moratilla
Verdaderamente me encantó tanto la reflexión como la imagen. Se vive, se siente......
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