A partir de 1960 durante el Gobierno del Presidente Adolfo López Mateos, por iniciativa de la escritora Maruxa Villalta, con el apoyo de innumerables agrupaciones presididas por mujeres (como la Federación de universitarias de México-FEMU y la Unión de Mujeres Mexicanas-AMM, entre otras) y el soporte de hombres aliados desde la academia, la empresa y el Gobierno, quedó oficialmente constituido mediante acta notariada el 15 de febrero como "Día de la Mujer” en nuestro País. Por ello, cada año se celebra el "Día de la Mujer Mexicana" fecha que nace ante la necesidad de reconocer a la mujer, quien padecía (y en muchas regiones continúa padeciendo), la desigualdad frente al género masculino, la marginación y discriminación en diferentes ámbitos de su vida.
Los antecedentes para la conmemoración de este día, están en los pasajes históricos en donde las mujeres de nuestro país buscaron afanosamente el reconocimiento de sus derechos educativos, laborales, sociales y políticos y que justificó la existencia de diferentes movimientos femeniles independientes a los partidos políticos, que nacen desde el siglo XIX y que se consolidan en las primeras décadas del siglo XX en movimientos mejor organizados que llevaron a muchas mujeres mexicanas a luchar por diferentes causas: jurídicas, laborales, familiares, de seguridad social, de salud, educativas y políticas, y de esta manera logran despertar el interés de reconocer esa lucha y sus logros registrados en el tiempo. Todo ello concretó diversos avances, tales como: el derecho a la educación superior en las normas internas universitarias, como la de 1910 en la UNAM, su participación dentro de los partidos políticos, el derecho al voto en 1953 durante el período del Presidente Adolfo Ruíz Cortines y en los años 70 la igualdad jurídica entre hombres y mujeres mexicanos en el art. 4º constitucional.
Igualmente, justo es tener presente las nuevas causas que ya en el siglo XXI han conformado la agenda de las mujeres mexicanas, tales como el ver reflejadas sus expectativas en las políticas públicas del Estado, el de gozar de un empleo mejor remunerado (sin discriminaciones o basado en la sujeción del acoso sexual), el de exigir respeto a vivir sin violencia en todos los órdenes, el de gozar del respeto a las prestaciones a las que por ley tienen derecho en su trabajo y a las conquistas obtenidas por años, el de lograr el mejoramiento de la calidad de vida propia y de su familia, el de pugnar por una mejor distribución de la riqueza y el de seguir exigiendo la acción del Estado y de todos los actores sociales y políticos para detener el clima de inseguridad que priva en el país, que hace que los mexicanos y mexicanas estemos sujetos en forma permanente al riesgo de ser violentados o lesionados en nuestra integridad física, mental y emocional, afectando la dinámica propia, de las familias y de la nación en su conjunto. Pendientes, que merecen atención urgente en la actualidad, para generar los equilibrios que el País y la humanidad exige para vivir con dignidad, justicia, productividad y en paz.
Aunque el celebrar un día a la Mujer mexicana, no justifica la deuda con su género ni con el Pueblo de México, si nos recuerda que tenemos que hacer un mayor esfuerzo para ser más solidarios y atentos de sus necesidades porque, existe constancia en el pasado y presente, que cuando a la mujer se le educa y se le abren las oportunidades para su superación, su protección y desarrollo, con fundamento en el reconocimiento de sus derechos, el crecimiento individual y social llega más rápido y es coyuntural en el avance para sus ciudadanos.
Por eso, desde ahora me adelanto a recordar esta fecha, para que no se olvide y se considere no sólo como parte de la agenda cívica de México, sino también para que en la cotidianidad de nuestras vidas, nos esmeremos por trabajar unidos hombres y mujeres mexicanos, para tener las mismas oportunidades de desarrollo, salud, vivienda, educación, independencia económica, libertad para tomar decisiones etc., pero sobre todo para compartir las mismas responsabilidades sin distinción y de manera equitativa.
De esta manera, ya sea en lo individual, como pareja o como familia mexicana, haremos valer nuestra contribución en el presente y futuro de nuestro Estado y país, logrando ser mejores personas, formando a ciudadanos maduros y responsables con su vida, desde la familia y para la sociedad, buscando los causes para perfeccionarnos y defendernos a la par frente a los enemigos de México, para estar en óptima condición y lograr solucionar aquellos problemas de urgente atención, que de no hacerlo se agravarán y crecerán, destinando a la humanidad hacia la crisis y la decadencia tarde o temprano.
Por eso, las mujeres mexicanas tenemos que hacer lo propio, hoy y siempre, desde la familia, la escuela, el trabajo y la sociedad en general, independientemente de la edad o condición en lo que estemos; y estoy segura, que si logramos enderezar el rumbo de este país con nuestra aportación, ello nos hará sentir profundamente orgullosas frente a los ojos de nuestros hijos de por vida y como mexicanas respetuosas y responsables, continuar siendo el soporte invaluable del presente y futuro de Veracruz y de México.
Crónica del Poder. com
Antes que nada quiero me disculpen por no ser lo oportuna que pretendo en este rubro: pero por desgracia lo ignoraba, qué tonta ¿verdad? Bueno pues felicito a todas las hermosas mujeres de nuestro País desde bebitas, niñas, adolescentes, madres, abuelas, bisabuelas, hermanas, nietas, etc A las propias también, con muchísisisimo cariño y deseos por un futuro mejor para "TODAS". Muchas gracias HIJA por hacérmelo saber.
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