Padre Santísimo, tengo tanto que agradecerte, tu infinita misericordia siempre me ha alcanzado,
pues sé muy bien que siempre tengo más de lo que merezco. Agradezco desde el fondo de mi alma
el saber que has permitido que mi hija la de en medio (como el dedo medio corazón de nuestras
manos) venga a vernos, es mucha ilusión y felicidad. Lo que me llena de cierta tristeza es el saber
que siempre viene para solucionar algo de nosotros (eso no lo puedo impedir) pero te suplico le des
como siempre la tolerancia y amor pues lo sentimos siempre todos los que la esperamos.
Sabes la clase de persona que es en general, pero como hija y hermana no tiene igual.
Alabado sea tu nobre Jesús, la sigo poniendo a tus plantas para que le permitas venir y regresar a
su lugar de origen sana y salva, que la ampares, la ayudes y que permitas que su salud no se
estropee más.
Mi Marthita, estoy muy contenta y feliz de esperarte y de sólo pensar que te voy a estrechar entre
mis brazos. Que Dios te bendiga hijita, te colme de bendiciones y salud es lo que más te deseo.
Te ama mamá
Martha De la Vega
Amada hijita, que Dios Nuestro Señor en su inmensa omnipotencia te acompañe
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