El temor, la duda, la ansiedad, la cólera y el resentimiento, debilitan a nuestro cuerpo y a todas sus células, sacuden al sistema nervioso y provocan enfermedades y desastres. Cuando controlamos de manera absoluta nuestras emociones, es cuando podemos lograr felicidad y salud.
El resentimiento ha arruinado más hogares que el alcoholismo y ha matado más gente que la guerra. Los enfados, los resentimientos, la mala voluntad, los celos y la venganza, le roban al hombre la felicidad y lo llevan por el camino de la enfermedad, el fracaso y la pobreza.
En el reino de Dios no hay oportunidades perdidas. Cuando una puerta se cierra, otra se abre.
La palabra es tu varita mágica
F. Scovel
Como humanos estoy segura que en algunos momentos de nuestras vidas todos, absolutamente todos hemos experimentado algunos de ellos. Tal vez hemos llegado a perder el control por instantes, pero la mayoría podemos afirmar que volver a la realidad o sea entender que eso nos perjudica mucho más y que son pruebas de la vida para hacernos más fuertes y caminar con la fe suficiente para tomar el buen sendero.
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