Amada hijita de mi alma y mi corazón, soy la mujer más feliz del mundo por tener el privilegio de saber que eres mi hija, apenas lo puedo creer, siempre he sentido que entre tú y yo sobran las palabras, pero en estos instantes de meditación, recuerdos infinitos y pensamientos acumulados llenos de amor, agradecimiento, orgullo, respeto y comprensión quiero que sepas que eres muy grande en toda la extensión de la palabra, pues reúnes mil y más cosas que al conocerte como yo cualquier persona sabe el cúmulo de virtudes que posees.
Mi linda, me encuentro muy emocinada por el hecho de que pronto nos veremos para abrazarnos, sentir tu palpitar y quedar con esa sensación tan hermosa. Recuerda que deseo que sigas tu camino como hasta ahora, haciendo las cosas que te gustan entre ellas las más constantes trabajar y estudiar. Todos los logros que has tenido gracias a Dios son debido a tu constancia y empeño por eso eres quien eres.
Nunca olvides que para mi tus sueños siempre han sido primordiales y en lo poco que sirva estoy contigo como una varita pero fuerte hasta el fín, nunca olvides cuánto te amo.
Tu madre
Martha De la Vega
Gracias hijita por todo el amor prodigado a tu familia, que Dios te bendiga... Mamá
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