En esta carta una madre le dice a su hija lo siguiente:
“Querida hija:
Llegará el día en que envejezca y cuando esto suceda ten paciencia. Si hablo contigo o te repito mil veces lo mismo, no me interrumpas y escúchame. Al fin y al cabo, cuando eras niña tuve que leer tu cuento favorito mil veces para que te durmieras.
Cuando veas que no entiendo las nuevas tecnologías, dame tiempo y no me mires con una sonrisa burlona. Yo te enseñé muchas cosas, a comer correctamente, a vestirte, cómo superar los desafíos de la vida.
Si algún día olvido algo o pierdo el hilo de la conversación, dame tiempo para recordar y no te preocupes, lo importante es que estoy contigo.
Si no puedo apoyarme en mis pies cansados, dame la mano como yo te daba la mía para dar tus primeros pasos.
Si pasa esto, no te pongas triste, simplemente quédate a mi lado con amor y paciencia.
Te recompensaré con mi sonrisa y el amor infinito que te he demostrado durante toda la vida.
Te amo hijita.
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Una Carta muy fàcil para conmovernos hasta las làgrimas. Con lo que no estoy de acuerdo es en nombrar lo que como madres hicimos por nuestros hijos, creo va implìcito.
ResponderEliminarSi nuestros hijos nos quieren ha de ser en verdad porque son buenos y han perdonado los errores que como humanos y madres hemos tenido.
Yo amo a mis hijas màs que a nada en la vida y aunque he sido una molestia desde hace algunos años econòmicamente hablando, no pido a ninguna màs de lo que puedan y quieran dar. Eso es categòrico. Agradezco infinitamente que mi hija la de en medio se haya ocupado de mi econòmicamente. La vida es bella y no podemos sabercuàndo serà el momento, màs me encuentro tranquila cuando llegue y doy gracias a Dios por tantos momentos llenos de vida que durante mi vida me han obsequiado mis tres niñas. Dios las bendiga con sus hijitos como lo ha hecho conmigo.