La Lucha de Zafiro

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Soy una mujer en plenitud madre de 3 hijas adultas, 2 nietecitas y un nietecito; tranquila, gozando de todo lo que la vida me da, que todavía es mucho.....

lunes, 26 de octubre de 2015

""" 5 claves para frenar las relaciones tóxicas en la familia """

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“Nadie merece vivir en un ambiente emocionalmente tóxico, salir de allí no es solamente necesario, es absolutamente vital” 

No nos engañemos, la familia es uno de los escenarios más comunes en los que se vienen a dar las relaciones tóxicas. Quizás resulta más duro que en otros contextos porque no, no se pueden eludir. Es mucho más fácil poner punto y final a la relación con tu pareja o tu amigo que hacerlo con tu suegra, tu hermano, tus hijos, tus padres…

Lo cierto es que la familia nos viene impuesta y no podemos elegirla, lo cual requiere que nos adaptemos a ello. Esto implica que hay que aceptar el hecho de que, aunque somos personas independientes y plurales, hay ciertas normas a las que estamos sujetos debido a nuestro papel dentro del núcleo familiar.

En realidad cuanto más relevante sea para la unidad familiar la posición que ambos miembros de la relación tóxica, más dificultoso será salir de ahí o hacer frente a este tipo de relaciones.

De todas maneras hay dos tipos de familias: las rígidas y las flexibles. Son las primeras en las que abunda la toxicidad, fruto del uso intenso e irracional del poder. El hecho de que alguien abuse de su poder implica gran dificultad a la hora de relacionarnos, no nos permite expresar con libertad nuestros sentimientos y opiniones, conversar o mostrarnos tal y como somos. Estos son los vampiros emocionales.

La mayor parte de nosotros ha sufrido la imposición, la envidia o el descaro de alguien que, en principio, no debería de hacernos daño de forma deliberada. Es obvio que lo más probable es que no podamos romper esa relación, pues un vínculo familiar no se deshace de forma tan ligera, pero lo cierto es que hay veces que las relaciones se recrudecen y no queda otro remedio que partir peras.

Según apunta Laura Rojas Marcos, la mayoría de los conflictos vienen originados por las luchas de poder, el sentimiento de derecho y la falta de límites. Entonces, ante un hermano, una suegra, un primo.., que nos echa en cara algo o nos daña con sus actos… ¿Cómo podemos actuar?

1. Poniéndonos en el lugar del otro: la empatía

Esto no significa que nos sometamos a sus deseos y tengamos que ceder cuando no quereros hacerlo pero sí implica mantener una disposición a escuchar y a considerar lo que nos tienen que decir.
Es importante que nos preparemos para aceptar la posibilidad de no llegar a un acuerdo sobre lo que nos pidamos. En este caso, debe existir un pacto de respeto al desacuerdo para facilitar la convivencia. Esto es: tú quieres algo que no es compatible con lo que yo deseo, aceptémoslo y sigamos.
2. Respetando la intimidad, el espacio y el tiempo de cada relación

En este sentido debemos aceptar que el “No” sea la respuesta y conseguir tolerar lafrustración. Se suele decir que donde hay confianza da asco pero esto es algo que no podemos permitir, el exceso de confianza y de intromisión da lugar a los mayores conflictos familiares conocidos.

Como apunta Rojas Marcos,  “en las relaciones familiares se dan por hecho cosas en las que no existe acuerdo. Si se entra sin avisar en casa de un hijo o se hace una llamada a destiempo hay que estar preparados para recibir una respuesta que puede no gustarnos y que marque los límites de la relación”.
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3. Siendo respetuosos y manteniendo las formas


A la hora de cuidar cualquier relación, es muy importante que no digamos lo primero que nos venga a la mente y que le pasemos el filtro de la educación y el respeto.
Es probable que una gran parte de nosotros tenga un familiar cercano que se piensa que puede decir todo cuanto le venga a la mente y que sus percepciones y opiniones están por encima de cualquiera.
Esto puede crear muchos conflictos por lo que es importante que tomemos distancia en las situaciones y pongamos límites de forma calmada, respondiendo que lo que dice está causando dolor emocional. Es importante que no nos dejemos comer terreno ante esta cuestión.
4. Siendo asertivos y utilizando las palabras mágicas
Es probable que no quieras poder, que solo quieras libertad de acción y de expresión, para lo cual esa persona es un gran obstáculo. Es tan simple como manifestar un “no puedo”, un “no quiero”, un “no estoy de acuerdo”. Es importante sentirse seguro de uno mismo y hacer uso de nuestra capacidad de elección.
Además, las palabras que menos puertas cierran son “por favor” y “gracias”. Aunque estemos en familia sigue siendo de gran importancia su uso. Expresamos consideración y amabilidad, pues mostramos respeto por el tiempo y el esfuerzo ante una petición o un favor.

5. Siendo pacientes

Ser impaciente hace que seamos más impulsivos y, por tanto, a ser irreflexivos en nuestras decisiones. La capacidad de esperar y de pensar antes de actuar es uno de los principios más importantes que deben guiar nuestras relaciones, en especial las familiares.
Puede ocurrir que no podamos solventar las dificultades que acompañan a una agotadora relación familiar tóxica, por lo que a veces se hace inevitable tomar una decisión y asumir consecuencias que pueden ser verdaderamente nefastas para el núcleo familiar.
Los vampiros y depredadores emocionales existen en todas las familias y en todos los contextos, lo importante es que sepamos identificarlos y protegernos ante ellos, así como no dejarnos guiar por la intensidad de las emociones pasajeras como el enfado. Ante todo, hay que mantener la cordura y valorar mucho la situación, teniendo en cuenta que tenemos un límite mental y físico que no conviene sobrepasar.
Imágenes cortesía de bedya y  Everett Collect

 











1 comentario:

  1. *** Lo cierto es que la familia nos viene impuesta y no podemos elegirla, lo cual requiere que nos adaptemos a ello. Esto implica que hay que aceptar el hecho de que, aunque somos personas independientes y plurales, hay ciertas normas a las que estamos sujetos debido a nuestro papel dentro del núcleo familiar. ***

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