La Lucha de Zafiro

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Soy una mujer en plenitud madre de 3 hijas adultas, 2 nietecitas y un nietecito; tranquila, gozando de todo lo que la vida me da, que todavía es mucho.....

domingo, 23 de febrero de 2014

""" Me doy Permiso """









 Me doy permiso para separarme de personas que me traten con brusquedad, presión o violencia, de las que me ignoran, me niegan un saludo, beso, abrazo… Las personas bruscas o violentas quedan ya, desde este mismo momento fuera de mi vida.

 Me doy permiso para no obligarme a ser “ el alma de la fiesta ”, el que pone el entusiasmo ni ser la persona dispuesta al diálogo para resolver conflictos cuando los demás ni siquiera lo intentan. 

Me doy permiso para no entretener y dar energía a los demás a costa de agotarme yo: no he nacido para estimularles con tal de que continúen a mi lado. Mi propia existencia, mi ser; ya es valioso. Si quieren continuar a mi lado deben aprender a valorarme.

 Me doy permiso para dejar que se desvanezcan los miedos que me infundieron en la infancia. El mundo no es sólo hostilidad, engaño o agresión: hay también mucha belleza y alegría inexplorada. 

 Me doy permiso para no agotarme intentando ser una persona excelente. No he nacido para ser la víctima de nadie. No soy perfecto, nadie es perfecto y me permito rechazar los esquemas ajenos: un hombre sin fisuras, rígidamente irreprochable. Es decir: inhumano.

 Me permito no sufrir angustia esperando una llamada de teléfono, una palabra amable o un gesto de consideración. Me afirmo como una persona no adicta a la angustia. No espero encerrado o recluido ni en casa, ni en un pequeño círculo de personas de las qué depender.  Soy yo quien me valoro, me acepto y me aprecio.

 Me permito no querer saberlo todo, para no estar al día enmuchas cuestiones de la vida: no necesito tanta información, tanto programa de ordenador, tanta película de cine, tanto periódico, tanto libro, tantas músicas.

 Me doy permiso para ser inmune a los elogios o alabanzas desmesurados: las personas que se exceden en consideración resultan abrumadoras. Me permito un vivir con levedad, sin cargas ni demandas excesivas. No entro en su juego. 

 Me doy el permiso más importante de todos: el de ser auténtico. No me esfuerzo por complacer. Es sencillo y liberador acostumbrarse a decir “no”. No me justificaré: si estoy alegre, lo estoy; si estoy menos alegre, lo estoy; si un día señalado del calendario es socialmente obligatorio sentirse feliz, yo estaré como estaré. Me permito estar tal como me sienta bien conmigo mismo y no como me ordenan las costumbres y los que me rodean: lo “normal” y lo “anormal” en mis estados emocionales lo establezco yo.



 JOAQUÍN ARGENTE

1 comentario:

  1. Es una hermosa reflexión muy sentida y hasta dolorosa, muy respetable pero para mi todo eso es parte del amor ( sin sacrificios, pero al fin y al cabo amor ) amor por la famillia, por los amigos, por todo, hasta de nuestras equivocacioes. Tal ves la diferencia es que soy mujer y nosotras las mujeres pensamos, sentmo y nos entregamos de otra manera ( salvo contadas excepciones ).

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