Si usted es de los que piensan que estamos viviendo en un mundo donde todo parece “desechable” o donde todo se puede reciclar, no está solo en ese pensamiento.
Hemos sido condicionados o manipulados por los grandes intereses económicos para que experimentemos la ilusión de que la felicidad reside en poseer el último iPhone o auto lujoso, es así como nos vamos hundiendo en ese mar de temporalidad, de insatisfacción que a nada bueno nos conduce.
Ante el cambio de valores la felicidad se ha vuelto para muchos un artículo de usa y tira.
No le estamos dando a nuestros sentimientos el valor que requieren. Y en esta desvalorización de prácticamente todo, La felicidad se volvió desechable, como las parejas que escogemos sin responsabilidad, una decisión que debería de ser un compromiso para toda la vida se vuelve un capricho, “al cabo que si no funciona volvemos a comenzar”.
¿Cuántos comienzos, puede soportar nuestro corazón?
“Sobre toda cosa guardada guarda tu corazón”, no darle el justo valor a los sentimientos trae serias consecuencias para las personas que dejamos lastimadas, pero quien más herido sale es el mismo ejecutor de la afrenta.
Con cada comienzo dejamos atrás algo que ya nunca volveremos a recuperar.
Dejamos una parte importante de nuestro ser, de nuestros anhelos, de nuestros sueños.
Cada nuevo comienzo por irresponsabilidad trae amargura.
Tal vez sea mejor que la próxima vez que comencemos una relación no lo tomemos a la ligera, reflexionemos acerca de nuestro futuro y pensemos que “con la misma medida con que medimos, nos volverán a medir”
Perder el tiempo y romper corazones se ha vuelto algo tan común en la sociedad actual que ya a nadie le importa.
Lo que no hemos advertido es que nosotros nos vamos convirtiendo en seres desechables.
Han sido tan intensos nuestros acondicionamientos, que cuando miramos a los seres que nos rodean, llámense hijos, amigos, hermanos, padres, abuelos, los concebimos como personas útiles, mientras no nos den problemas mayores.
Si es que no está de acuerdo con esta terrible aseveración, pregúntese usted cuando llamó o felicitó a un hijo por un logro, el que fuera, cuándo le tendió la mano a un amigo con el que apenas alterna, cuándo abrazó a su hermano, cuándo le expresó respeto y amor a su padre o cuándo dejó de visitar al abuelo.
Si también es parte integral de esta sociedad que todo lo olvida y lo desecha, es posible que usted también se haya convertido en un ser desechable, sin apenas darse cuenta…
La felicidad no es desechable, es un compromiso, una responsabilidad que se debe trabajar cada mañana, durante el resto del día y de nuestra vida.
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*** La felicidad no es desechable, es un compromiso, una responsabilidad que se debe trabajar cada mañana, durante el resto del día y de nuestra vida. ***
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