Esta es la historia de tres peces que vivían en una pequeña charca. Uno era muy inteligente, otro normal y el tercero era un pez tonto.
Un día llegó un hombre con una red de pescador.
El pez inteligente, viendo que en la charca no había donde esconderse tramó un plan. Saltó fuera del agua y contuvo la respiración, el sorprendido pescador lo miró pensó que estaba muerto y lo volvió a arrojar al agua.
El pez dotado de una inteligencia normal, copió el procedimiento que acababa de presenciar, pero se le olvidó contener la respiración. El pescador sorprendido de que todos los peces "saltaran a su alrededor", lo miro y viendo que respiraba lo guardó en su bolsa. Pero con la confusión que le provocaba el hecho de que los peces saltaran a tierra junto a él, no cerró la solapa de su bolso. Cosa que aprovechó el pez para liberarse, y moviéndose a sacudidas una y otra vez volvió al agua.
El tercer pez no comprendió nada de lo que había ocurrido, pero saltó fuera del agua siguiendo el guión de lo que había presenciado con sus dos compañeros. Entonces el pescador habiendo perdido ya dos peces, puso a este en la bolsa y la cerró. Ni tan siquiera comprobó si respiraba o no. Pensó que si estaba muerto se lo daría a su gato.
Moraleja:
En ocasiones copiamos actitudes que creemos que nos serán de utilidad. Pensamos que si funcionó con otra persona, puede que a nosotros nos sirva.
Sin embargo, lo que puede ser útil en un momento determinado no lo es en el siguiente, no hay fórmulas fijas.
Los peces son una metáfora que puede hacernos reflexionar sobre nuestro estado actual.
Anónimo
Extraordinario y sencillo ejemplo para que entendamos que no debemos querer solucionar nuestros problemas imitando a los demás, ya que cada uno de nosotros tenemos la responsabilidad de trazar nuestro camino e ingeniarnos para resolverlos; ya que todo es personal.
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