Es innegable que hay muchas cosas que nos faltan y con quejarnos lo único que conseguimos es olvidarnos de las muchas otras que sí tenemos y que lamentablemente no disfrutamos ni valoramos.
Cuando aprendemos a valorar lo que poseemos es cuando podemos realmente apreciar lo maravillosa que es la vida. La vida es un precioso regalo de Dios y aunque tengamos dificultades, problemas o carencias, es aún maravillosa y hay que aprender a disfrutarla y valorarla en su justa medida.
Recuperar las buenas costumbres: el agradecimiento Saber vivir es estar agradecido plenamente. Cómo valorar y difrutar la vida al máximo Probablemente usted ya sea muy consciente de todo lo que le falta, pero ¿se ha detenido a pensar por un momento en todo lo maravilloso que ya posee?
Haga una lista y se dará cuenta de todas las cosas que usted tiene. Por ejemplo:
•¿Tiene salud? Grandioso, es usted afortunado porque hay muchas personas que están desahuciadas con enfermedades incurables.
•¿Tiene una familia que lo ama? Maravilloso, porque hay muchas personas solitarias en el mundo, que no tienen quien los espere en casa, o alguien que les dé un beso o un abrazo. Es muy triste, ¿no es así?
•¿Tiene trabajo? Fantástico, porque hoy es una bendición tener trabajo, sobre todo teniendo en cuenta la crisis mundial que estamos viviendo.
Millones de personas en el mundo andan desempleadas. Según la Organización Internacional del Trabajo, el número de desempleados alcanzó la cifra de 212 millones de personas a fines del 2009. Es usted afortunado si no está incluido en dicha cifra.
•¿Tiene una buena casa donde vivir? Qué suerte tiene, porque hay muchas personas en el mundo sin hogar que han perdido sus casas por un desastre natural (aproximadamente unos 800.000 solamente en Chile en el último terremoto, solo para dar un ejemplo) o por la crisis económica, o que nunca han tenido su propio hogar.
•¿Tiene un plato de comida en su mesa? Déle gracias a Dios por ello. Millones de personas mueren de hambre. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), 6 millones de niños mueren de hambre al año, sin contar con las cifras de adultos y mayores en África, en América y, en mayor o menor proporción, en el mundo entero.
Un viejo proverbio árabe dice:
“Yo me quejaba porque no tenía zapatos, hasta que vi a alguien que no tenía pies”.
Siempre nos habrá de faltar algo, pero con seguridad que siempre tendremos mucho más que otros, y cuando valoremos lo que tenemos, aprenderemos a no extrañar tanto lo que no tenemos, porque en la medida en que basemos nuestra vida en nuestras carencias jamás aprenderemos a ser felices al máximo, como si debiéramos serlo.
Juliana Echeverry
Lic. en Pedagogía
Especialidad Lenguas Modernas
Increíble y exacto artículo que nos expresa todo lo que la mayoría poseemos y aún así estamos quejándonos de la vida. Entendamos todos lo que la autora destaca para aprovechar y agradecer a Dios por todo lo que tenemos mientras otros sufren hasta de lo más indispensable. ¡¡¡ Que injustos e inconformes podemos ser.
ResponderEliminar