Tenía 26 años cuando conocí a mi pareja en la Universidad, estaba por terminar el octavo semestre en Derecho,y me enamoré y la impaciencia por formar una familia me rebasó igual que a él y nos casamos. dos años más tarde. Un año después nació mi hijita la mayor, quien fue el primer angelito que Dios me confiaba
Me sentí tan conmovida y feliz como imaginarán muchas mujeres, quienes como yo han tenido esa dicha, gracias a Dios fue una niña muy sana, casi al año, nació mi otra hijita (la de en medio, como siempre digo), también muy sana, seis años después nació mi última hijita , la más pequeña. quien gracias al Altísimo también nació sana. (Qué cosa más importante,puede existir en la vida, que ver bien a tus hijos)
Así vivimos con muchos problemas, desajustes hasta sinsabores ( no es queja ) pues siempre me he sentido muy contenta y orgullosa de haber dado esos pasos tan importantes.
Siguieron pasando los años, cada una estudió una licenciatura, gracias a sus esfuerzos constantes ya que mis niñas, crecieron, salieron muy buenas hijas y muy estudiosas, siempre me felicitaban en sus respectivas escuelas porque eran muy dedicadas y estudiosas.
Todo esto lo platico porque nunca falta quien te pregunte ¿ Qué barbaridad, pero que tonta fuiste, cómo es posible que a punto de terminan tu carrera hayas dejado todo por casarte ? ¿ Qué te pasó ? ¿Qué te dijeron tus papás ? ¿ No te gustaría haber ejercido tu carrera ? y así muchas cosas más, muy respetables. Han pasado tantos años y ahora soy una mujer de 74 años y contesto ahora como en ese entonces :
Nunca me he arrepentido de haber escogido seguir en esta empresa que se llama familia, ahí puse todo mi esfuerzo, mi amor, mi mayor cuidado y dedicación, sin arrepentirme de nada. Todo lo que he recibido a cambio no es nada fácil y sé muy bien que solo se debe a la suerte que muchas personas me dicen que he tenido y así lo creo pues mis hijas me aman, me respetan y me procuran al igual que yo a ellas.
Cada una de ellas tiene sus grandes problemas, pero creo he sido capaz de apoyarlas, entenderlas y guardo con ellas una enseñanza de fe y gratitud a Dios por todo lo que nos ha dado.
Hace siete años pasó algo que nunca pensé podía suceder ¿ saben qué ? Me divorcié, ¡increíble verdad! algunas personas me decían :
¿Ya, para qué? ,eso creo es egoísmo cuando piensan que la vida de una mujer mayor ya no tiene caso de seguir y menos sola.
Confieso que no me arrepiento de haberlo hecho, pues creo todo tiene su tiempo y en ese sentido el mío terminó. Ahora, gracias al apoyo de mi hija ( la de en medio) vivo muy contenta, tranquila, sin ninguna presión,
Actualmente el papá de mis hijas me visita y nos acompañamos más ó menos dos horas al día comemos, platicamos, a veces vamos al cine, visitamos a alguna hija, convivimos un rato con nuestras nietas y se acabó y como dice mi hija la mayor en su blog. Colorín, colorado, este cuento se ha terminado. Gracias a la persona que me dedique unos minutos si llega a leer esta historia
Martha De la Vega
Con el amor y gratitud más enormes que puedan caber en mi corazón, les dedico estas palabras a mis tres hijitas, que han sido la razón de mi vida y a quienes espero les alcancen las bendiciones de su madre en el nombre de Dios.
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