La vida es como andar en bicicleta, te caes sólo si dejas de pedalear.
Esta pequeña reflexión es válida por la gran verdad que encierra.
No importa el modelo, el tiempo, el color, lo gastada que esté la bicicleta que nos tocó montar: así es nuestra vida, muy valiosa...si así es como la vemos.
Debemos seguir pedaleando hasta el último hálito de vida para no caer mientras sea posible, no perder el equilibrio muy atentos hasta que sea posible...
Debemos tomar la vereda de la vidas con la calma y cuidado debidos, ya que si caemos siempre podremos levantarnos, un poco golpeados, hasta lastimados, siempre con el ánimo de volver a subirnos en ella y seguir sorteando los obstáculos para llegar a la meta que nos trazamos.
Sabemos de antemano que si subimos la velocidad exageradamente podemos causarnos un mal irreparable y eso a nadie conviene.
Manejemos con respeto a nosotros mismos y a los demás para llegar victoriosos cada uno de nosotros y lograr nuestro anhelo que es alcanzar nuestra meta, sea cuál sea es muy válida y digna de Respeto.
Martha De la Vega
Conforme va pasando el tiempo o las calamidades que se nos presentan va siendo un poco más difícil pedalear de forma que avancemos de igual manera que en nuestros comienzos. Pero aun así lo que nos va a ayudar a equilibrar la situación es la fuerza del corazón más que de nuestras capacidades físicas, ya que es lo que debemos perder hasta el final.
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